Un legionario, herido en un ataque insurgente en Afganistán
«¿Cuándo volveré a Ludina?». Fue la primera pregunta del soldado I. C. C. tras recuperarel conocimiento
Día 08/03/2012
«¿Cuándo volveré a Ludina?». Fue la primera pregunta del caballero legionario I. C. C. tras recuperar el conocimiento en el hospital «Role 2» de Herat. Despertó, habló con los médicos y llamó a su familia para contar lo ocurrido.
El joven jienense de 23 años había sido herido pocas horas antes en las inmediaciones de Ludina mientras participaba en una patrulla conjunta con el Ejército Nacional Afgano para reabastecer el puesto de observación «Vigocho», en plena ruta Lithium, la vía que España trata de abrir para comunicar Badghis de norte a sur y acabar así con la incomunicación terrestre de Bala Murgab.
Evacuación por helicóptero
Fuentes militares en Qala i Nao informaron de que pasadas las diez de la mañana (hora local) la patrulla hispano-afgana recibió disparos de armas ligeras y comenzó el enfrentamiento contra los insurgentes. Una bala penetró por la parte superior del chaleco del soldado español en la zona de la clavícula y se alojó bajó su axila. Inmediatamente se solicitó la evacuación por helicóptero y, tras una primera atención en la zona de combate, en siete minutos se encontraba en el hospital de Bala Murgab, donde se le estabilizó.
A continuación fue trasladado a la base de Herat, donde fue intervenido y se recupera de la herida, «aunque todo apunta a que en los próximos días pueda regresar a España para completar su recuperación», apuntan fuentes militares sobre el terreno.
Ludina es ahora el punto más caliente en el que están desplegadas fuerzas españolas en Afganistán. Allí se encuentra el puesto avanzado de combate (COP, por sus siglas en inglés) «Bernardo de Gálvez II», en cuyos alrededores perdió la vida el pasado noviembre el sargento primero Joaquín Moya Espejo de un disparo, en otro hostigamiento. También fue evacuado de forma rápida a Bala Murghab, pero entró en parada cardiorrespiratoria durante el vuelo y se certificó su fallecimiento cuando llegó al centro hospitalario.
España cuenta con unos 150 hombres desplegados en este punto clave de la ruta Lithium. Esta ruta es una vía alternativa a la «Ring Road», el gran proyecto de carretera circular que pretende unir todo Afganistán en una especie de anillo, de 105 kilómetros, a lo que España, a través de la Agencia Española de Cooperación y Desarrollo, ha dedicado tres millones de euros.
Tras unos meses de incertidumbre debido al invierno y a las condiciones de seguridad se han retomado las obras, y los mandos españoles garantizan que «vamos a estar allí dando protección», para poder terminar los sesenta kilómetros que quedan hasta Bala Murghab. La fuerte presencia de tribus etnia pastún al norte de Ludina es un claro foco de hostilidad que los españoles esperan superar con la fuerza y aplicando la «estrategia del palo y la zanahoria», concediendo a cada tribu el proyecto del tramo de la ruta que pase por su territorio.
La idea española es concluir la Ruta Lithium cuanto antes para que sirva como apoyo a la construcción de la «Ring Road», cuyas obras se han puesto recientemente en marcha a través del establecimiento de una primera base logística, que también precisará de la seguridad española.
«Sufrimos intentos de ataques con artefactos explosivos improvisados casi a diario, pero el 95 por ciento los localizamos. Es el arma principal que utilizan junto con los hostigamientos», confiesa el coronel Demetrio Muñoz, jefe del Tercio Don Juan de Austria de la Legión y máximo responsable de las fuerzas españolas en Badghis, que recalca que «no se puede bajar nunca la guardia» porque «la resistencia se intensifica cuando el enemigo es consciente de que vamos a una zona para quedarnos», como ocurre en el caso de Ludina, donde junto a los españoles hay presencia del Ejército Nacional Afgano, que prosigue con paso firme su despliegue por toda la provincia.
Una situación similar a la vivida en el pasado reciente en lugares como Muqur o Darra i Bum, donde ahora «hemos logrado burbujas de seguridad que van creciendo y han traído la prosperidad», declara el coronel.
Apagón de comunicaciones
«Llevo una hora esperando». Un soldado estadounidense tirado en la puerta del locutorio de internet de la base española Ruy González de Clavijo pasa el rato con los juegos de su teléfono móvil. Soldados españoles se acercan y al ver que la puerta está cerrada exclaman «¡algo ha pasado!». La misma expresión que surge de los rostros preocupados del personal civil de la base que acude al edificio. En la puerta está colgado el cartel de «Abierto de 9am a 1am», pero en el interior no hay nadie, no hay nada que explique el motivo del cierre.
No es necesario. Todos saben que el corte de teléfonos e internet es la señal inequívoca de que se ha producido un incidente en el exterior de la base. Los mandos deciden bloquear las comunicaciones porque «lo primero es siempre la familia, hasta que la familia no está informada de todo de aquí no sale nada». A media tarde, cuando el caballero legionario I.C.C. había sido intervenido y había llamado a los suyos, volvieron las comunicaciones. Esta vez fue solo un susto.
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